
El origen de los perros, nuestros mejores amigos🐶
¿Desde cuándo comenzó el vínculo tan especial entre perros y hombres? Esta relación tan única, surge desde la prehistoria, cuando el hombre se dio cuenta que el lobo podía ser un buen compañero de caza y creó una cercana relación que ha ido evolucionado con el paso de los años. Según National Geographic, se cree que esta domesticación se produjo en Europa hace entre 20.000 y 40.000 años, a finales del Neolítico, dando lugar a la especie que hoy conocemos como Canis Lupus familiaris.
Los lobos extintos conocidos más cercanos al origen de los perros son los que habitaron la Península de Taimyr, Siberia. La historia evolutiva de los perros no quedó sellada (en términos genéticos), y tiempo después, algunas razas árticas fueron cruzadas con lobos silvestres, lo que hace que éstas sean similares al lobo. Estas razas son el Husky siberiano, el perro de Groenlandia, el Shar-Pei chino y el Spitz finlandés.
El origen de los perros no consistió sólo en forzar a los cachorros de lobo a vivir entre humanos, sino que también se alteró su comportamiento, metabolismo y funcionamiento de sus cerebros. Un perro no es un lobo y no debería ser tratado como tal. A diferencia de los lobos, los perros son neoténicos, lo que significa que conservan rasgos y comportamientos de cachorro a lo largo de su vida. Entre sus características más distintivas se encuentran su inclinación al juego, su docilidad, el uso del ladrido como principal forma de comunicación, la tendencia a pedir comida y las lamidas como gesto social.
Estudios recientes indican que a diferencia del lobo, el perro tiene un metabolismo que le permite digerir eficientemente almidón. Esta capacidad es tan alta como la de los humanos por un proceso de evolución convergente y guiada por selección artificial; gracias a su gran metabolismo, los perros pueden comer lo que come su “familia” humana. El cambio en las funciones cerebrales es el más sorprendente, ya que se ha descubierto que los perros, al igual que los niños, generan efectos neurológicos en los adultos que los observan. El perro estimula la liberación de oxitocina (la hormona de la “felicidad”) en su dueño y la liberación por parte de éste hace que el perro libere también esta hormona, creando un circuito similar al que se observa entre padres e hijos, de tal forma que, en la bioquímica del cerebro, un perro es un hijo más.
Todos los perros tienen un antepasado común, sin embargo, hoy en día se conocen más de 800 razas con distintos tamaños y fisonomías muy diferentes. Estas nuevas razas se han creado a partir de la selección artificial por parte de los seres humanos.
Los perros no cuentan con un gran sentido de la vista, sin embargo, tienen muy buen oído y el sentido del olfato muy desarrollado, siendo esta la herramienta que define sus mejores cualidades como cazador o rastreador, pero también su capacidad de socialización reconociendo olores familiares.
En resumen, la domesticación de los lobos de Siberia conllevó profundos cambios morfológicos, conductuales y bioquímicos, lo que nos dio al más fiel y cercano de nuestros compañeros: nuestros amados perros.